Queremos que las personas cambien, que el cambio ocurra en el mundo para yo estar en paz. Que mi pareja se comporte de tal manera, que los políticos funcionaran de manera diferente.
Nos olvidamos de que el mundo es el efecto de mi propio pensamiento: lo que me gustaría que ocurriese en relación con la pareja es… tal cosa.
Siempre tenemos objetivos conscientes o inconscientes expectativas con las persona o las situaciones para que cumplan ciertos requisitos, queremos controlar al otro, queremos controlar las situaciones.
Una buena práctica sería observar mis deseos mas profundos, por ejemplo, lo que me gustaría que sucediese en relación con mi pareja, es que ….. “estuviera mas pendiente de mi…” por ejemplo, si observo este deseo, que puede estar escondido, ahí el objetivo es que me atienda, que este mas pendiente de mi o que colabore en casa… cualquier cosa que se os ocurra.
Con esta expectativa, ya mi intención va a ir a controlar su manera de actuar conmigo, es decir estaré pendiente de si está contando conmigo o no, porque mi meta es que me atienda.
Toda mi energía, toda mi vida va a estar enfocada en evaluar si me esta atendiendo o no, si no me atiende, me sentiré mal y le reprocharé, si no hace las cosas que le digo, me sentiré disgustada y repercute en mi estado de ánimo, si un día satisface lo que yo quiero, me pongo feliz.
Al establecer objetivos que dependen de lo que hagan los demás, no te conviene, porque tu estado de paz estará dependiendo de una persona o una situación, queremos que el mundo cumplan una serie de objetivos, y eso nos quita la libertad, si estamos tratando que el mundo o las personas cambien, esto genera mucho desgaste de energía y nunca podemos sentirnos libres y en plenitud.
Para poder liberarnos de los objetivos o expectativas que nos hacen sufrir, podemos hacer una autoindagación, para descubrir estos objetivos, para descubrir mis deseos mas profundos, ponerme en contacto con ellos, y cuando tengamos localizados los objetivos que nos hemos puesto, ante estos objetivos di:
- Voy a dejar a un lado estos objetivos que tenia en mente que creía que eran los que me iban a hacer sentir bien.
- Voy a sentir paz aquí y ahora, mi paz no depende de lo que el otro haga, o lo que suceda.
- Renuncio a la idea de que cuando cambies me sentiré bien.
- Renuncio a la idea de que cuando dejes de hacer tal cosa me sentiré bien.
- Renuncio a diseñar objetivos. Te amo tal y como eres.
- Decido liberarme de los objetivos o las expectativas que le estaba poniendo a la pareja.
Si me abro a ver de otra manera, me daré cuenta de que tal vez me convenga que esta persona no me atienda como a mi me gustaría que me atendiese, porque así surge la oportunidad para liberarme de la necesidad de ser atendida por otro.
Cuando realmente dejas al otro libre, te liberas.
Me libero de querer cambiar al otro, me libero de determinar lo que mas me conviene, descanso en esta aceptación.
“No percibo lo que mas me conviene”, cuando digo esto de corazón, descanso en una profunda paz.
“No percibo lo que mas me conviene”
Cogemos una situación, y observamos todos los objetivos que te gustaría alcanzar en el desenlace de la misma.
Por ejemplo: En esta situación con respecto a mi pareja, por ejemplo, lo que me gustaría que sucediese es que dejara de hacer tal cosa, y que me atendiera mas, por ejemplo y así sucesivamente.
Sigo buscando objetivos, indagando y poniéndome en contacto con mis deseos personales, para darme cuenta de cuantos objetivos o expectativas me marco.
Te darás cuenta de que estás exigiendo de cada situación un gran número de cosas que no tienen nada que ver con ella.
Te percatarás de que muchos de tus objetivos son contradictorios, que no tienes un resultado concreto en mente y que no puedes por menos que experimentar desilusión con respecto a algunos de tus objetivos, independientemente de cómo se resuelva finalmente la situación.
Di para tus adentros: “No percibo lo que más me conviene en esta situación”