Es mucho mejor comunicar nuestros sentimientos que reprimirlos. El enojo suele ser el resultado de una serie de sentimientos no comunicados que se nos amontonan dentro hasta que por fin estallan. En una relación Santa o relación auténtica, forma parte del compromiso expresar sincera y asiduamente nuestros sentimientos y apoyar a nuestra pareja para que pueda hacer lo mismo. De esta manera, disminuye la probabilidad de que se vaya acumulando el resentimiento en el interior de uno u otro de los miembros de la pareja.

Debemos aceptar lo que estamos sintiendo, la práctica es eliminar el juicio sobre lo que estoy sintiendo, lo sano es sentirlo como neutro. Si el enojo emerge, aceptémoslo.

Si creemos que nuestra pareja no nos amará si nos enojamos, dejamos de ser sinceros y la relación está indudablemente condenada al fracaso.

Yo sugiero a las parejas que establezcan un acuerdo: que ninguno de los dos romperá la relación por una pelea. Es muy importante disponer de un espacio de seguridad para pelearse. Y lo digo porque lo que parecen peleas no siempre lo son. El hecho de estar hablando dentro de un contexto de expresión de vuestra rabia, no es malo, lo que hace que esto se convierta en algo erróneo o amenazante para la relación, es vuestra interpretación que le dais a lo hechos, vuestra idea errónea de que enfadarse es malo o poco amoroso.

Siempre podéis cambiar la forma de verlo, y en vez de verlo como una pelea, podéis verlo como una conversación apasionada, llevada desde tu verdad en ese momento, porque en ese momento tu verdad es que estás sintiendo cólera, enojo, rabia o enfado, pero sentir esto no es malo ni menos espiritual.

El enojo es un tema candente para los buscadores espirituales. A mucha gente por ejemplo , le resulta problemática la cólera de Jesús con los mercaderes del templo. Si Jesús era tan puro, ¿cómo es posible que se haya enfurecido tanto? Esta misma escena a una mente libre de juicio no le plantearía ningún problema. La supresión del ego, no es la supresión de la personalidad. Lo que llamamos “Cólera” es energía. No hay que apresurarse tanto a poner el rótulo de enojo a un estallido emocional. Es una liberación de energía y no hay que considerarla como una emoción negativa o “no espiritual”. 

Lo peor que se puede hacer con la ira es negar que uno la sienta. El punto de vista milagroso no es fingir que no estás enojado, sino mas bien decir:

“Estoy enojado, pero quisiera no estarlo”  y salir de la mente que elabora juicios, busca causas…  y simplemente sentir esa expresión de energía en el cuerpo, darle el espacio, sin elaborar ninguna historia alrededor de ello, desde ese espacio de apertura al sentir con total aceptación, y dejando la programación mental a un lado, comunicarnos con nuestro Ser superior, y pedir que nos muestre lo que no vemos:

“Mi amado Ser superior, quiero ver esto de otra manera, mi mayor deseo es sentir paz en vez de esto, te entrego mis percepciones, mis interpretaciones, porque no sé cual es el significado de nada incluido esto, no se por lo tanto como responder a ello. No me valdré de lo que he aprendido en el pasado para que me sirva de guía ahora.”

Tomar la responsabilidad de nuestra emoción

Hay una manera de compartir nuestro enojo con la gente, sin expresarlo como un ataque. En vez de decir por ejemplo me haces sentir así, podemos decir me siento de este modo.

  • No estoy diciendo que tu me hagas sentir así, sino que  el comportamiento que estás teniendo ha detonado en mi esta emoción, la culpa no es tuya, soy responsable de cómo me siento.
  • Simplemente comparto esto contigo, como parte de mi proceso de sanación, para liberarme de este sentimiento e ir más allá de él.

De esta manera estamos asumiendo la responsabilidad de nuestros sentimientos, y lo que podía haber desencadenado en una discusión, se convierte en una parte importante del poder curativo de las relaciones.

  • Entonces ya no hay víctimas y verdugos, sino que todo está orquestado armoniosamente para mirar adentro, y sanar la relación conmigo, sintiendo la sanación de mis emociones.

  • Las relaciones auténticas, exigen una comunicación sincera, por mas dolorosa que sea y por mas miedo que cause.

Un Curso de Milagros afirma que los milagros proceden de una comunicación que se ha dado y se ha recibido totalmente.

Cuando tu mayor deseo es sanar, y le pides a tu Ser superior que te guíe, él proyecta una luz brillantísima sobre todo lo que necesitas mirar. Y tú terminas por ver cosas tuyas que tal vez preferirías ignorar. Tenemos una coraza que rodea al corazón, un montón de miedo que se disfraza de otras cosas. 

El Proceso de Liberación emocional

El proceso de liberación emocional no es fácil, nos tenemos que enfrentar con todas nuestras sombras, y dejarlas salir, para ser vistas. 

Cuando empezamos a trabajar en profundidad con nosotros mismos, a menudo nos parece que nuestra vida empeora en vez de mejorar. Pero en realidad no es así, lo que pasa es que percibimos mejor nuestras propias transgresiones porque ya no estamos distanciados, por obra de la negación o de la disociación, de nuestra propia experiencia. Empezamos a ver claramente a qué jugamos.

Este proceso puede ser tan doloroso que nos sentimos tentados a dar marcha atrás, hace falta coraje, a esto se le suele llamar la senda del guerrero espiritual, antes de alcanzar suficiente poder para abandonar a nuestro ego, tenemos que mirarlo directamente a los ojos.

El ego no es un monstruo, no es más que la idea de un monstruo, es simplemente un concepto ilusorio, no más.

Uno recibe lo bueno junto con lo malo, o más bien bueno y malo es una definición personal, le damos esa connotación, y además lo uno no existiría sin lo otro.

Cuanto más sabemos y somos conscientes de la luz que hay dentro de nosotros, mas fácil se nos hace perdonarnos el hecho de que todavía no somos perfectos.

Si lo fuéramos, no habríamos nacido. Sin embargo nuestra misión es perfeccionarnos, y una parte importante del proceso es ver donde no somos perfectos.

Nos convertimos en personalidades perfeccionadas al aceptar la perfección espiritual que existe ya dentro de nosotros.

Laura Cárcel